Ansiedad, emociones negativas y su relación con el sobrepeso

¿Cuál es la relación entre obesidad y ansiedad?

La relación entre obesidad y ansiedad es un hecho demostrado y constatado por numerosos estudios y profesionales, lo que no está tan claro es si la ansiedad es la causa o la consecuencia del sobrepeso. Si bien es cierto que los genes influyen en algunos casos, ésta no resulta ser la única causa.

El testimonio de numerosas personas ha dejado claro que la obesidad suele presentarse junto a trastornos del estado de ánimo, como depresión o ansiedad, y que los tratamientos médicos han fracasado en muchas ocasiones cuando no se han combinado con tratamientos psicológicos que valorasen y tratasen aspectos como las emociones y la ansiedad.

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La lucha contra el problema de la obesidad se agrava cuando la persona intenta llevar a cabo numerosas dietas, muchas de ellas las conocidas “dietas milagro”, sin ningún resultado y con consecuencias mucho peores. Esto suele ocurrir cuando la persona no acude al profesional adecuado que no tenga en cuenta todos los aspectos que influyen en la ingesta compulsiva, y por tanto no trata el problema de manera global.

¿Cómo afecta este problema?

Las personas que tienen este problema suelen experimentar tristeza, una baja autoestima y tienen un concepto de sí mismos bastante negativo. Esto viene derivado de la frustración al no poder alcanzar de manera satisfactoria su objetivo: reducir la ingesta de comida. Sin embargo, el problema real es que no están utilizando las herramientas adecuadas para encontrar la solución, y es aquí cuando entra el juego un trabajo global en el que se valore no sólo la dieta alimenticia, sino también las emociones y sentimientos que se asocian a la ingesta de alimentos.

También resultan muy importantes las expectativas que presenta la sociedad sobre los cánones de belleza: mujeres delgadas y esbeltas y hombres musculosos y fibrados. Cuando una persona quiere alcanzar estos cánones, en lugar de valorar su propio cuerpo, suele presentar una gran frustración, que deriva en un aumento tanto la tristeza como la ansiedad, puediendo llegar incluso a desarrollar un trastorno depresivo.

¿Qué genera los atracones?

La relación con la comida está muy influenciada por los propios sentimientos, como hemos visto anteriormente.

Desde pequeños aprendemos algunos hábitos, que bien pueden venir dados por el aprendizaje de cómo se comportan los padres con la comida, o bien por la propia personalidad del niño.

En un principio la ingesta compulsiva de alimentos puede venir generada por distintas causas: aburrimiento, estrés, tristeza, irritabilidad, etc. Y cuando el comportamiento para afrontar estas emociones tiende de manera continuada a manifestarse en torno a la comida, se sufre el peligro de que se cronifique, y se desarrollen problemas de sobrepeso u obesidad.

Cuando esto ocurre es porque los atracones tienen un efecto positivo a nivel físico, puesto que el cuerpo humano está preparado para sentirse complacido, e interpreta la ingesta como una forma de almacenar comida en caso de que hubiera falta de la misma más adelante.

Sin embargo, a nivel cognitivo y emocional, los pensamientos suelen tener efectos negativos, puesto que no se ha conseguido el objetivo de comer de manera más saludable y por tanto los pensamientos y también los sentimientos son de fracaso, arrepentimiento y tristeza.

¿Cómo te puede ayudar la terapia psicológica?

A través de la terapia se pueden conseguir dominar la ansiedad, y por tanto reducir la ingesta compulsiva de alimentos.

Ejercicios de relajación y respiración han resultado muy efectivos, complementándolos con la valoración y el tratamiento de las emociones y pensamientos del paciente.

Estos tratamientos es recomendable llevarlos conjuntamente con otros profesionales como endocrinos o nutricionistas e incluso con preparadores físicos.

Carmen Baquedano Bellot

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